El cuarto lugar de esta lista de mis pueblos favoritos está ubicado en las Hurdes, una región al noroeste de la provincia de Cáceres, y se llama Riomalo de Arriba. ¡Cuidado! No lo confundáis con Riomalo de Abajo, que está a unos 25 kilómetros del primero.
Como dato curioso, en el pueblo solo queda un habitante, el simpático Abelardo. ¿Por qué entonces he elegido un lugar tan pintoresco e inhabitado?
Pues por muchas razones. En primer lugar, posee un conjunto de arquitectura negra (tipo de arquitectura popular que emplea como elemento constructivo principal la pizarra) que es seguramente el mejor conservado de la comarca de Las Hurdes. El terreno abrupto e irregular condicionó un modelo de construcción basado en casas pequeñas, de escasa altura, sencillas de formas y con exiguos huecos al exterior. De planta redonda o cuadrada, el aspecto exterior es el de una vivienda de un piso de altura, recubierta con tejados de pizarra. En el interior las estancias se organizaban en dos partes bien diferenciadas: una doméstica, compuesta por alcoba y cocina, y otra para los animales.
Mi primera visita a esta zona se remonta a principios de los años 80. Me quedé estupefacto. Había viajado muchísimo pero jamás había visto imágenes tan impactantes. Como dato curioso —a la vez que inquietante— muchos de los habitantes tenían bocio, que es un aumento del tamaño de la glándula tiroides y que se debe a la falta de yodo.
Nosotros éramos muy hippies, tanto que hasta habíamos pintado el coche con todo tipo de motivos florales. Parecíamos unos “macarras”, con unos bafles en el techo que anunciaban nuestra llegada al lugar con música de los Doors, de Joy Division, etc. Descalzos, con melena y barba tipo ZZTop, los lugareños nos miraban como si fuéramos de otro planeta, y nosotros igual a ellos. Un choque cultural en todo la regla.
A propósito de este contraste, recomiendo ver un documental de Luis Buñuel con el título Las Hurdes – Tierra sin pan.
Se rodó en 1933. Originalmente era mudo, pero luego le añadieron música y narración. Es un documental en el que las exageradas descripciones del narrador sobre la miseria humana de Las Hurdes contrastan con la actitud plana y desinteresada de los habitantes.
En los siguientes enlaces podréis ver vídeos sobre Riomalo de Arriba y sobre las Hurdes.
Si visitáis Riomalo, podéis aprovechar y hacer una ruta por la zona. Esta es mi sugerencia:
En primer lugar id al Valle de las Batuecas. Podéis dar un paseo y ver las pinturas rupestres que se conservan allí. Y en los meses estivales el plan incluye darse un baño en algunas de las pozas del Río Batuecas.
Después se baja a Las Mestas, donde se aprovecha para degustar el Ciripolen, una bebida mágica y llena de historia, en Casa de Cirilo.
Desde allí la ruta continúa hasta Riomalo de Arriba, pasando por el Cabezo y El Ladrillar. Luego se vuelve por la misma carretera hasta Riomalo de Abajo, donde tenéis la posibilidad de subir al Mirador Meandro el Melero.
Después de abandonar el Mirador debéis continuar por Sotoserrano, Cepeda y Miranda del Castañar (muy recomendable la visita a este último pueblo).
La última estación es Valero, un pueblo, cuyos habitantes se dedican sobre todo a la apicultura. Tiene una piscina natural preciosa. Desde allí se sube por una carretera serpenteante hasta San Miguel de Valero donde termina la ruta propuesta.
Como veis, merece mucho la pena perderse en las Hurdes y conocer de primera mano la zona. Seguro que no os arrepentís si la visitáis.