Hola Dieter, estoy pensando en estudiar la carrera de Traducción e Interpretación en Salamanca. ¿Me podrías dar algún consejo y, sobre todo, hablarme sobre tu propia experiencia?
Por supuesto, pero ten en cuenta que cada traductor es un mundo y que mis reflexiones sobre el sector a lo mejor no valen para otros. Y sobre todo que no vivo de la traducción o interpretación, por lo que me puedo permitir rechazar encargos o traducir a mi manera ya que no dependo económicamente de estos trabajos.
¿Cuál es la diferencia entre un traductor y un intérprete?
Los intérpretes traducen oralmente, presencialmente o por videoconferencia mientras que los traductores se encargan de los textos escritos.
¿Prefieres trabajar de traductor o de intérprete?
Los dos tienen sus ventajas y sus desventajas.
Los intérpretes viajan más y están en contacto directo con los interlocutores, aunque por otro lado es indudable que es más estresante y necesitas una excelente memoria así como un gran don de improvisación. La gran ventaja que tiene este trabajo es que si cometes un error no sale impreso. Sin embargo, no puedes recurrir a herramientas como bases de datos lingüísticas, Google o incluso la ayuda de otros compañeros. Una de las claves para ser un buen intérprete es tener una excelente técnica tomando notas. No hay tiempo para apuntar todo lo que dice el locutor, así que uno debe echar mano de un sistema de símbolos muy cortos que resumen lo dicho.
También me gustaría especificar que hay dos tipos de intérpretes: el intérprete simultáneo, que debe seguir el ritmo del discurso y transmitir la traducción prácticamente en tiempo real; y la interpretación consecutiva, es generalmente más lenta porque el intérprete necesita tomar notas y luego proporcionar la traducción después de que el orador haya hablado.
En cuanto al traductor, puede trabajar desde casa, puede tener un horario flexible y sobre todo tiene tiempo para solucionar problemas que pueden surgir. La desventaja respecto a la interpretación es que cuando algo está impreso queda reflejado para siempre.
Respecto a ser traductor jurado, ¿crees que es importante?
Sin duda, es un sello de calidad, aunque uno no traduzca documentos oficiales. No todo el mundo lo es, claro, porque los exámenes para obtener el título son muy duros. Y además se da la situación, bastante injusta en mi opinión, de que algunas universidades adaptan su plan curricular para conseguirlo y otras no.
Estuviste muchos años dando clase en la Facultad de Traducción y Documentación en la Universidad de Salamanca. ¿Qué cambiarías?
Creo que la universidad tendría que enfocarse más en preparar a los estudiantes para su futuro trabajo. Esto implica que el estudiante debería ser consciente de lo que le espera después de su carrera universitaria en el entorno laboral. Si se ha acostumbrado a traducir dos frases en dos horas le va a resultar muy difícil trabajar en un entorno donde apremia la rapidez. Pienso también que las universidades deberían informar al alumno sobre las perspectivas que tiene esta profesión antes de empezar la carrera (avance enorme de la traducción automática, la inteligencia artificial, problemas de cobro, outsourcing, necesidad de complementar la actividad de traductor con otros trabajos como lector, profesor de idiomas, etc.). Respecto a esto, os recomiendo leer este artículo en el que se anuncian profundos cambios respecto a la idiosincrasia de esta profesión debidos a la inteligencia artificial.
Pero al mismo tiempo entiendo que el papel de la universidad en este sentido es muy complicado porque por un lado tiene que vender y hablar de inconvenientes y contras no facilita esta tarea precisamente.
¿Cuál es para ti la fórmula mágica para un traductor?
Calidad aceptable en el menor tiempo posible. Obviamente la calidad de una traducción mejora si uno dedica más tiempo a ello pero al fin y al cabo lo que más interesa son tus emolumentos.
¿Cuál ha sido tu trabajo más estresante?
Solía hacer traducciones para una empresa de apuestas deportivas. Nos tocaba traducir unas 120 páginas en unas 24 horas non-stop. Trabajábamos con memorias de traducción y sistemas de reconocimiento de voz.
¿Y el mayor desastre?
Me contrataron de intérprete para recibir la visita de la conocida empresa alemana Continental. Me aprendí todo el vocabulario técnico sobre neumáticos para hacerlo lo mejor posible. Pero una vez in situ me di cuenta de que de lo que se tenía que hablar era de suelas de zapatos.
¿Y tu trabajo más difícil?
La traducción del libro La ambigüedad de lo originario en Martin Heidegger de José Luis Molinuevo. 300 páginas de puro sufrimiento. Para muestra, un botón, voy a compartir contigo un par de líneas de este libro:
“…Se pregunta a los entes por su ser, pero ¿qué ente nos abrirá el acceso? El ente que nos hace “ver a través” suyo el Ser, aquel ente que encierra en su ser la posibilidad de la pregunta, este que somos nosotros, el Dasein…”
Imagina, como ya he dicho, 300 páginas así.
Es bastante confuso, la verdad. Ya que hablamos de este tema, ¿cuál es la peor traducción que has visto?
Sin duda la traducción al alemán de Hombres de maíz de Miguel Ángel Asturias (Premio Nobel guatemalteco). Está mal incluso el título, ya que Hombres de maíz se refiere a hombres y a mujeres. Pero en alemán Männer son sólo las personas del género masculino.
¿Nos podrías dar un ejemplo concreto de una nefasta traducción?
Claro que sí. Esto es un fragmento de la Colmena de Cela:
“La señorita Elvira lleva una vida perra, una vida que, bien mirado, ni merecería la pena vivirla. No hace nada, eso es cierto, pero por no hacer nada, ni come siquiera. Lee novelas, va al café, se fuma algún que otro tritón y está a lo que caiga. Lo malo es que lo que cae suele ser de pascuas a ramos, y para eso, casi siempre de desecho de tienta y defectuoso.”
Estar a lo que caiga se refiere a hombres que ella puede conocer. De pascuas a ramos pasa casi un año. Entonces significa que pasa con muy poca frecuencia. Y desecho de tienta son los toros jóvenes que son mansos y no valen para la corrida de toros. En pocas palabras, liga muy pocas veces y los ligues son hombres mediocres y con defectos.
El traductor alemán traduce está a lo que caiga y los desechos como si el autor se refiriera a las sobras de la cocina. Dicho de otra manera, la Señorita Elvira se va al café y espera que por piedad le den las sobras de la cocina.
¿Algún consejo para futuros traductores?
No aceptar cualquier encargo, mirar bien las condiciones y sobre todo evaluar si tienes los suficientes conocimientos para poder hacer el trabajo de manera satisfactoria. Y tener mucho cuidado si te piden que hagas una traducción de prueba. Tiene que ser una prueba muy corta. Muchas empresas mandan traducciones de prueba muy largas a varios traductores y así el trabajo les sale gratis.
¿Y para futuros intérpretes?
Imponerte en situaciones límite. Hay que atreverse a interrumpir al orador, pedirle que hable más despacio o que haga más pausas… Aunque no es ideal es preferible a que te arrollen. Y nunca dejes de practicar cómo tomar apuntes. Pero sobre todo entender tu papel. Nadie te ha pedido tu opinión. Así que no corrijas al locutor aunque objetivamente éste equivocado. Una de las grandes virtudes de un buen intérprete es transmitir el discurso del otro con lenguaje no verbal acorde a lo que se dice. Es un desastre que un locutor diga una cosa con mucho entusiasmo y ver la “cara de asco” del intérprete porque está en desacuerdo con lo dicho.
¿Traducción literal o traducción libre?
Lo tengo clarísimo: traducción libre. Por supuesto respeto a la gente que no opine igual que yo, pero, por ejemplo, me molesta bastante empezar a leer un libro y que después de unas pocas palabras huela a traducido, con construcciones forzadas para no alejarnos del texto. Me saca totalmente de la lectura.
Pero voy más allá. Muchos de los textos que traduzco son folletos, páginas web y cosas así cuyo objetivo es vender un producto. El otro día, uno de estos folletos, de una bodega española, dedicaba el 80% del texto a hablar de la tradición familiar, el 10% a hablar sobre la zona y el otro 10% sobre los vinos. Les dije que de esta manera no iban a vender en Alemania, Suiza y Austria ya que nadie se interesa por tales detalles. Que era mejor resumirlo y que hablaran sobre el viñedo, los procesos a la hora de elaborar los vinos y el producto final. Creo que es importante que el traductor también tenga en cuenta las diferencias culturales: mantequilla para describir un vino en español puede ser positivo, pero en alemán significa rancio.
Para terminar, una pregunta que sé que es problemática: ¿Qué hacemos con el jamón ibérico?
Esto sí que es una pesadilla. No comerlo, claro, sino traducirlo.
¿Es un jamón de España y de Portugal y por eso se llama ibérico? Luego, como utilices la expresión Pata negra en alemán no venderás ni un gramo de este manjar. Pero tampoco vas a poner: jamón del cerdo que sólo se alimenta de bellotas… Demasiado largo para denominar a un producto. Decir Ibérico Schinken (Schinken es jamón) podría ser una opción. Pero tampoco demasiado buena. Qué envidia da lo fácil que es nombrar otros productos, como el Jamón de Parma.
2 comentarios en “La profesión de traductor e intérprete desde dentro (Entrevista a Dieter Wiggert)”
Dieter, excelente artículo.
No sabía que fueras traductor, yo también lo soy y por eso fui a Salamanca hace muchos años.
Un saludo muy fuerte desde Pau y espero que nos veamos muy pronto en tus excelentes cursos de español para profesores.
Hola Nuria, gracias por los cumplidos. Un abrazo.